sábado, 8 de agosto de 2009

Muerte...


MUERTE…

Es esa palabra que taladra la mente, el pensamiento, los sentimientos, en la existencia del hombre. Cuando en realidad lo único que se tiene claro en el momento de vida, de luz, es la muerte. El miedo acosa paraliza no deja ser al Ser; aquí estamos para lograr felicidad el Dios EROS que es el del amor, nos lo propicia, solo hay que dar una vuelta de tuerca a los pensamientos y a las actitudes, trabajar la esencia con la que llegamos. En este preciso instante hay millones de personas naciendo muriendo, casándose, estudiando, recibiendo buenas notas y malas notas y mil cosas mas que nos pasan a los terrícolas, en este inmenso universo que apenas conocemos que solo tenemos que encomendarnos a El, y salir, hay espacio para todos y a todo, solo hay que enfrentarlo como valiente marino en alta mar, revolcándose en olas que envuelven su embarcación como madre cubre a su bebe en mantas de algodón.
Hay que desprenderse del egoísmo, del aferrarse al para siempre, todo es temporal circunstancial, nada es eterno, ni la luz ni la oscuridad, todo rota, cambia, el cambio nos trae siempre evolución, buenas nuevas aunque parezcan malas, siempre y por siempre son enseñanzas hay que saberlas interpretar escucharlas, como la música de los vientos.
Saber que cuando el dios THANATOS llama, solo hay que dejar ,es la continuación a otro estadio ,sin llantos, sin reclamos, el llanto al que se va es egoísmo, los reclamos son los resentimientos que acosan por lo que no se hizo o no se pudo hacer, solo hay que dejar correr agua como dulce manantial ,recordando lo mejor lo bueno, lo exquisito que ese Ser, deja en el paso ínfimo que le toco compartir con la vida de todas las vidas.
Por lo tanto no debe de ser una palabra con contenido, negativo, nacemos y morimos en cada amanecer, cada anochecer, en cada cosa que empieza y que culmina, en todos los aspectos del vivir, del día a día sin darnos cuenta, porque? se racionaliza, solo como muerte, la desaparición de la materia humana.
El sol es de todos hay que saber tomar su luz, su calor, su color, su aroma, conservarlo, como madre que cobija en sus entrañas.



Marlene Sigal
Grafoanalista
M.P. 298
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