Les transcribo tal cual me llego por Internet, en algunos párrafos
solo fragmentos, otros no los coloque es
extenso los países desarrollados estna ocupados en que la humanidad sea más
feliz, lean y saquen sus propias conclusiones, coman chocolate amen, hagan ejercicios
” Es mejor reír que llorar”
"SER POSITIVO
ALARGA LA VIDA HUMANA"
“Júzgate a ti mismo por lo que crees y lo que quieres y
NO por lo que posees”
El cinismo es una epidemia. Se nos educa para serlo.
Queremos cambiar el mundo pero no hacemos realmente nada, solo hablamos
cínicamente, desde una crítica destructiva, en su mayoría (con excepciones).
El secreto de la longevidad está en cómo se encara la
vida. De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Envejecimiento de
la Facultad
de Medicina Albert Einstein, de Nueva York, Estados Unidos, la mayoría de los
centenarios son extrovertidos, despreocupados y optimistas. Los datos son de Daily
Mail.
El estudio analizó 243 personas con más de 100
años. "Ellos consideran la risa una parte importante de la vida y
tienen una gran red social. Expresan abiertamente sus emociones en lugar de
guardarlas”, dijo el investigador Nir Barzilai. "Algunas evidencias
indican que la personalidad puede cambiar entre los 70 y 100 años, por eso no
sabemos si nuestros centenarios han mantenido sus rasgos de personalidad a lo
largo de la vida", agregó.
Se observó también que los detalles de la
personalidad positiva pueden ser en parte genéticos. Es que participaron de la
investigación judíos asquenazíes de Europa Oriental, que son genéticamente similares,
y las pruebas demostraron que tenían bajas puntuaciones de personalidad
neurótica en comparación con una muestra representativa de la población en
general.
La confianza que genera ser optimista
favorece la adopción de comportamientos más eficaces para afrontar los
problemas ya sean físicos, emocionales, sociales o económicos, lo que nos
ayudará a superar los obstáculos en cada uno de estos terrenos.
Una historia popular del cercano
oriente cuenta que un joven llegó al borde de un oasis contiguo a un pueblo y
acercándose a un anciano le preguntó: "¿Qué clase de persona vive en este
lugar?" "¿Qué clase de persona vive en el lugar de donde tú
vienes?", preguntó a su vez el anciano, "Oh, un grupo de egoístas y
malvados -replicó el joven-estoy encantado de haberme ido de allí". A lo
cual el anciano contestó: "Pues lo mismo vas a encontrar aquí"? Ese
mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano,
preguntó: "¿Qué clase de personas viven en este lugar?" y el viejo
respondió con la misma pregunta: "¿Qué clase de personas viven en el lugar
de donde tú vienes?", "Gente magnífica, honesta, amigable,
hospitalaria, me duele mucho haberlos dejado". "Pues lo mismo
encontrarás aquí", respondió el anciano? Un hombre que había oído ambas conversaciones
preguntó al viejo: "¿Cómo es posible dar dos respuestas diferentes a la
misma pregunta?". A lo cual el viejo respondió: "Cada cual lleva en
su corazón el ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada nuevo en los
lugares donde estuvo, no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquel que encontró
amigos allá, podrá encontrar también amigos aquí, porque la actitud mental es
lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto"
Pero… ¿Qué es el optimismo realmente?
La palabra optimismo es reciente, no tiene más de 300
años y proviene de una obra del Leibniz, en la que señala que el mundo en el
cual vivimos dentro de todas las posibilidades, es el mejor. El optimismo es un
estado de ánimo positivo y una disposición general a esperar del mundo
cualquier cosa agradable que sea motivo de placer y ventajoso para uno mismo.
El optimismo tiene que ver con la alegría y el buen humor pero no son la misma
cosa. El optimismo supone tener un hábito adquirido: el de pensar en positivo.
Quizás el punto de partida esté en reconocer que los
seres humanos tenemos un conocimiento limitado y parcial de la al cien por
cien. Dentro del ámbito de la psicofísica encontraremos miles de estudios de
cómo ante estímulos elementales y simples (como un color o la longitud de una
línea) encontraremos cierto grado de variación en cuanto a las sensaciones y
juicios que producen esos estímulos a diferentes personas. Entonces...
¡Imaginemos las diferencias con estímulos más complejos, como el amor o el
futuro!
Frente a cualquier problema, las personas reaccionamos
con optimismo o con pesimismo y este dato puede cambiar nuestro modo de
enfrentarnos y de vivir la vida.
Según Martin Seligman, psicólogo de la Universidad de
Pensilvania y mayor experto en este tema, dice que por una parte el optimismo
tiene que ver con asumir la responsabilidad. El optimista se siente y se hace
responsable de aquello que le ocurre y por lo tanto, se cuestiona qué es lo que
puede hacer para afrontar la situación, para rectificar, mejorar, cambiar, etc.
Por el contrario, el pesimista tiende a sentirse impotente frente al mundo o
incluso frente a sí mismo y espera pasivamente a que sean las circunstancias
externas las que cambien. Otra diferencia es que el optimista tiende a percibir
los aspectos positivos de sí mismo, del otro y de la realidad que le rodea,
mientras que el pesimista se concentra en los aspectos negativos. En
consecuencia, el optimista suele ser una persona entusiasta, que tiene pasión,
confianza y esperanza. Suelen ser personas perseverantes que finalizan los
proyectos que se plantean en la vida y que ven los errores como oportunidades
para aprender. El pesimista, en cambio, suele sentirse culpable e impotente,
tiene mucha sensación de fracaso y la percepción de imposibilidad de cambio o
mejora, por lo que tiene un riesgo mucho mayor de no solucionar sus problemas y
de tener más alteraciones emocionales
En este sentido, conviene no confundir optimismo con
ingenuidad o negación de la realidad, ya que ser optimista no implica negar los
problemas que la realidad presenta, sino asumir su existencia y definir
estrategias de acción basadas en la esperanza para afrontar la realidad y
transformarla…
…Siguiendo la psicología del sentido común alguien
podría objetar que una persona puesta ante un vaso repleto hasta la mitad no
diga ni "medio lleno" (actitud optimista) ni "medio vacío"
(actitud pesimista), sino "está justo en la mitad". Cuando ocurre
esto se habla de realismo defensivo. Entra en juego un mecanismo de defensa
típico que utilizan las personas que no quieren pronunciarse ante lo que ocurre
y que se limita a describir lo que pasa de manera analítica y superficial. Se
quedan en lo descriptivo, en los detalles. Suele ser característico de las
personas obsesivas (personas perfeccionistas, meticulosas...) que evitan entrar
en el terreno emocional.
¿Los optimistas viven más y mejor?
Cada vez más investigaciones muestran
los beneficios físicos, psicológicos e incluso económicos que genera una
actitud optimista ante la vida.
Una investigación de la clínica Mayo de Nueva York
con 839 personas concluyó que los optimistas viven alrededor de un 19% más que
los pesimistas. Esta investigación, que duró 30 años, afirmaba que la salud no
depende sólo de variables físicas, como fumar, hacer ejercicio o tener
colesterol, sino que también depende de la actitud con la que las personas se
enfrentan a la vida. Los optimistas afrontan el estrés con mejor estado de
ánimo que los pesimistas, lo que les conduce a tener comportamientos más
adaptativos, y por consiguiente reducen el estrés y mejoran su sistema
inmunológico. El pesimista, en cambio, se da por vencido en seguida, así que no
logra superar con éxito las situaciones que le provocan estrés, mantienen ese
estado de nerviosismo y tienen más riesgo a tener problemas de salud.
Hay muchísimas investigaciones más respecto a los
beneficios del optimismo muy interesantes: se ha comprobado, por ejemplo, que
las personas optimistas se recuperan con mayor rapidez y tienden a tener menos
complicaciones postoperatorias. También hay diferentes estudios que demuestran
que el rendimiento académico depende más de tener una actitud positiva que del
cociente intelectual. Se trata de la confianza que genera el hecho de ser
optimista y que nos ayuda a superar los obstáculos con mayor ímpetu y
entusiasmo
…Las mujeres optimistas también eran menos propensas a
tener presión arterial elevada, diabetes o fumar cigarrillos…
…Para tener “alegría de vivir” más allá de las
circunstancias de cada uno, hay que ser de una manera especial, hay que tener
un gran empuje personal y una gran capacidad para sobrellevar los problemas,
aunque estas cualidades no todos las tenemos en igual grado, pero lo bueno es
que podemos llegar a serlo con un entrenamiento adecuado…
…Churchill decía que: "Un optimista ve una
oportunidad en toda calamidad, y un pesimista ve una calamidad en toda
oportunidad". Quizás lo que hay que hacer es reconocer las múltiples
oportunidades que tenemos constantemente a nuestro alrededor…
Mucha Luz- Marlene Sigal